Encendí el fuego y eché el líquido en el pote. Al calor de la lumbre, la mezcla se ennegreció; intenté mantener la temperatura del hogar. El silencio borraba las ondas que como pájaros aparecían y desaparecían del vapor; de mi mente brotaban lágrimas que, al caer sobre el líquido amniótico, borbotaban medusas blancas y sábanas. Las medusas envolvieron y aclararon la fórmula, que mutó en ceniza blanca. Por las grietas de mi mente, víboras exudadas volteaban greguescos y volutas; olvidado del tiempo, yo, con infinita paciencia y con una cuchara de palo de encina, iba rotando despacio, lo que pronto -al contacto con el veneno escupido por las serpientes- se transformó en ocre y más tarde, al solidificarse por los sutiles cambios de temperatura, en una amarillo intenso. La mezcla olía a antimonio y a azufre, pero me atreví a probar la plateada longevidad que negaba causas y efectos, con la boca completamente abierta, cerré los ojos, agaché la cabeza y la metí, bueno, la sumergí totalmente en la olla. Sorbí peces, ranas, y reptiles. No fue un sueño que definía los vacíos como pelos. Con la boca llena de llagas, babeando sangre y con los dos ojos ávidos de ciegos, destruí algo: un índice, una aurora, o mucho más, del color rojo del azafrán...pero todo fue un sueño que no es un sueño o ambas sombras
Y si muto en colores……………..y me mimetizo con tus fotos………..quizá pueda ser árbol……o rama…..y perderme en el paisaje………..para ser un sueño o una sombra.
ResponderEliminarMe quedo con el blanco y negro…………me ha hechizado su luminosidad.
Un besazo
Las letras me malhieren y rebuscan un sinfín de extrauterinos percentiles -significados al unisono sin acento-, o son, más bien, diatribas humildes en animus confesorum, resquiescat in pacem, o de aquí hasta ahí, Nigredo, Albedo y Rubedo no son mentes en las que se escondan unos actos - los propios del NO SER-, o son mezclas que enconan retruécanos, a no ser truenos de anacondas, unos besos por tu luz y otro por tu sombra, gracias
Eliminarla inversión excelsa.
ResponderEliminar