miércoles, 23 de marzo de 2016

MAS DE LO MISMO. VACA

PEDRO: (dudando.)...Ejem, bueno, son varias, no recuerdo bien, sentimientos y emociones que de mi pasado llegan, saltan la línea del tiempo, se posicionan en mi mente…
SOL:(Interrumpe.) bien…Pero no te olvides de la vaca
PEDRO: ¡No interrumpas! ¡Déjame seguir!
     -Se posicionan en mi mente les doy forma y en ese momento olvido.  No quiero recordar el momento que la cerraron, en el Ayuntamiento de Madrid se dictó una ordenanza que prohibía el “desarrollo de la actividad ganadera dentro del recinto urbano de la capital.
    -Muchas vaquerías tuvieron que ser cerradas, muchas vacas sacrificadas… No quiero hablar de eso, hablaré más de símbolos, de alegorías, de sensaciones, de las personas que habitaron mi pasado…
Pedro Reis se levanta, se cubre con una manta la cabeza y hombros y se pone a hablar.
    -Como manchas de tinta sobre agua, el recuerdo de las imágenes de aquel establo me ofrece cambiantes contraluces y fuertes disonancias ensambladas con el material del olvido. Son sensaciones  distintas transformadas por el tiempo: un rayo de luz entra por un estrecho ventanal y hace brillar las motas de polvo que flotan en el aire, siento el ruido áspero de las vacas comiendo en el pesebre, unas pezuñas resbalan en el suelo, una vaca muge, huele a abono… Sentado en el trípode me inclino, el chorro de leche golpea sobre el cubo metálico, los pezones de la vaca son suaves, me huelo la mano…. Siento el mugido del toro, Palomo, nunca lo he visto, está situado más allá, en otro recinto, cerrado, en otro lugar, el peligroso toro ...El toro alado.
    -Esos días dejaron cuatro nombres inscritos en mi memoria:  TORITA, MARQUESA, GOLONDRINA, GITANA...
     Pedro pone sus manos en la frente, y siente que la mente se le nubla, le duele el pecho, dice:
     -Desde un solitario bloque de la “capi” una vaca encerrada se entiende como un rumor de rosas-

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