viernes, 13 de noviembre de 2015

V


Convertí a la realidad en mi hermana, que de niños, tapábamos nuestras cabezas con cajas de cartón y éramos  robots. Sobre la caja y en mi afán de hacerla unos ojos grandes, a mi hermana, con unas tijeras, clavé la punta roma de las tijeras. La saqué los ojos. Llamé poesía a esa parte sutil de la realidad, que me lleva a otros mundos. ¡Nunca seré poeta!  

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