viernes, 14 de noviembre de 2014

INICIO DE LAS PESADILLAS

HUÉSPED: Al fin dormiré, hoy, en la habitación 212, cuya vida permanece estanca y ciega
HABITACIÓN 212: (Voz circular, cadenciosa y grave.) ¡Aquí!,¡huésped!, ¡encierra tu pasado para siempre!

Un hombre al final del pasillo, observa el número de una habitación, es el 212. El 212 es el número de su destino. Junto a la puerta entreabierta, como un bostezo, está su maleta.

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PESADILLA UNO
-¡Al fin llegué a la habitación!
-¡Mi pecho, en cuerpo malbarbado y de angustias preso, viene de un largo viaje! -dije a mi sombra en estentórea ráfaga de alivio-. 

Mis neuronas se hacían eco del profundo abismo de serenidad producido por la evanescencia simultánea del elefante y del miedo; a más inri, los chirridos interiores cesaron. Todo quedo calmo, salvo mi expectación. Corbata al aire y pulgar señalando al cielo hubiera sido mi instantánea; Un rayo quebrado de luz natural, se deslizaba por el quicio de la puerta entreabierta. Un elefante de porcelana, de trompetero apéndice, hacía la veces de Nausicaa dándome la bienvenida y otras de símbolo en miniatura del estado de mis andanzas; elefante situado sobre una febríl mesilla -calentada por iconos polvorientos- envolvía en ganchillo la alegría de la llegada del caminante; mi maleta solitaria y geométrica, totalmente entregada, se ofrecía con doble lazada en el umbral de la habitación, esperando a abrirse, sobre la cama, a bocanadas de accesorios electrónicos, libros e indumentarias varias.
La habitación estaba aseada y no mostraba rasgo alguno a reseñar salvo su falta absoluta de decoración, las paredes estaban vacías, la cama lisa y blanca, con una manta blanca doblada a sus pies, el aseo blanco junto a un blanco armario ropero, componían el noventa por ciento de la atención de una desatenta y cansada mirada -la del viajante-; el otro tanto por ciento sucumbia ante una puerta que entre visiones cansadas fue señalada, puntualmente, con el dedo indice compungido por hieráticas horas de un viaje larguísimo; el rectángulo, remarcado por el dintel y las jambas de una antigua puerta condenada, contrastaba con la planeidad del resto de la pared enfrentada a la cama y se prestaba a múltiples lecturas: 
-De no haber llegado en este momento esta puerta hubiera estado abierta -bromeé-. 
-Me hubiera dado una ducha si no hubiera estado tan cansado, solo me humedecí la cara, restregué mis manos con agua, me desnudé gota a gota, y caí en plancha, mordiendo la suave almohada sobre la almidonada cama; desleído y desnutrido de sueño, pasé a cobijarme en el mundo de Morfeo, ahí mismo, gillotiné mi día, no sin antes pensar que...: Aquellas pensiones antiguas de la ciudad me habían causado siempre impresiones favorables; mi espíritu fluido y deformable, ocultaba un malicioso deseo de nuevas experiencias...

El sueño pudiera ser entendido como una separación inconclusa de cuerpo y alma, en el que al despertar se arrastrasen enturbiados sentimientos y deseos nocturnos que parecieran brotar del examen escrupuloso de la visión de una mirada ajena, el inconsciente.  
Pues bien, mi yo durmiente escapado de una extraña partitura se sentó en la cama. 
I
Me ablando como requesón y observo fijamente las marcas del dintel y jambas de la puerta condenada. Siento los rayos discontinuos e indecisos de luz que indagan la palidez de la habitación, que parpadean en el exterior e impresionan mi retina de tal modo que parece que los espacios ensombrecidos de la habitación se mueven, me incorporo y mi dedo índice -al que doy un valor de mirada- atraído irresistiblemente por la textura pulida de la paredes, puntúa, tantea, palpa, y empuja la puerta y como en una fragmentación de márgenes de la realidad, el rectángulo de la puerta se sublima, y como un pulpo que cae al suelo, me acomoda en una sala inmensa. Estoy rodeado de ocho puertas que me tientan a salir. 
-Ahora, estoy de pies sobre un pedestal mostrándome al espacio vacío que me envuelve, estoy desnudo, me cubro con un paño vaginal de raso, sé que alguien me mira, pero es un perro cuya tambaleante lengua salpica y chapotea como una cornisa rota en días de lluvia -días de ayer-, en mi mano llevo un candil encendido, aunque no lo necesito, noto que no es un candil, tiende forma cilíndrica y es suave, creo que es un pergamino, pienso que está pulido como el aire -no quiero que esta frase se olvide y amago su escritura con mi pie desnudo en la hierba, pero no es hierba sino madera -roble apolillado-, su textura me hace pensar en nueces peladas desde cuya forma de cerebro se precipitan gusanos, que son vírgenes vestales, que peinan como olas sus largos camisones blancos al viento.
La vírgenes se abren paso protegidas por la bruma y por las tinieblas, sé que me van a decir algo, se aproximan en extrema belleza de ojos, me miran en amplitud, en solemnidad, y rompen mi espacio vital en miradas escrutantes, avasallados abrazos y aberturas de labios; una dulce voz me acusa del delito de soledad, inmediatamente me intentan quitar el cilindro que cae rodando, me siento paralizado, una de ellas lo atrapa, y echa a corren, ahora puedo moverme, y la sigo, entreveo la palidez de sus muslos y la finura de sus tobillos, se clavan espinas de rosales en mis pies desnudos y piso una boñiga de toro, paro, me siento sucio, froto con las manos los restos en los pies, hasta que transformo el estado material de la inmundicia, ya que se convierte en pequeños cilindros secos, que al ser sacudirlos caen como migas de pan; el sonido que hacen se asemeja al de la lluvia; me siento limpio y continuo la persecución,  salto una valla y luego otra, las vallas son cada vez mas altas, me doy cuenta que soy capaz de hacer cabriolas en el aire, que manejo la gravedad; en volandas y con cierto temor que me arrastre una ráfaga de viento...
II
 Soy absorbido en tumultuosa conciencia abstracta del mar, en consistencia luminosa, en consonancia con olas burbujeantes y el inmaterial mediodía donde  todo sur es incuestionable; pedazos de mar arrastrados que entrechocan en blancos arabescos y  despoblados haces de cuerpos sin ojos despliegan volúmenes de velados significados y tañen consumados sentimientos, que caen y retroceden como las flotantes botellas vacías abandonadas.
Y las ondas,
Y las acuosas ondas son artificios de lugares circunvecinos -empatías-, entrelazados círculos de pulsiones, que gradúan, las más veces, solidarias armoniosas sonoridades de las cercanías, y las otras son torbellinos chirriantes en sus penetraciones al centro de la conciencia 

III
 Soy en sentencia firme condenado por melancólicas figuras, que desconocen mis manantiales abrasados, a abolir mi voluntad y atado, soy enmascarado y convertido en maniquí céreo con olor a sándalo, que junto con otros desfilo en bancos de peces sobre quebraderos de extremas latitudes, e inflamado, como medusa, muestro orgullosas antorchas de dejadez de miembros, en fuego constante, en ansia loca, para proveer de segundas lecturas a los buscadores de restos escupidos en los umbrales cambiantes de las orillas de los textos  

IV
  Caen hilillos de sangre por la comisura, y forman estalactitas que deslizan y explotan gotas en laberínticas alfombras blancas envueltas como lenguas retráctiles, mis camaleónicos ojos desvirtúan la mirada del oráculo, que desde filigranadas puertas y ventanas entrecerradas, escruta, en otros derroteros, en otras volutas, nuestras  pupilas caritativas abiertas en roncos estremecimientos de lágrimas y cercas arqueadas 

V
Una Fe de Contrastes arriba a puerto enmudecido, numerado -212-, 
contradicciones desencadenantes en estremecidas galeras traspuestas que flotan en letras de pantallas caídas

Un hombre desnudo explota 
FIN DEL SUEÑO UNO  




  


6 comentarios:

  1. Te felicito por las fotos..........he intentado rastrear.......el delirio de esta pesadilla........de esta habitación 212........que me recuerda a un perfume.......se me escapa la sentencia.........todo ha sido un sueño......o no ???..

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    1. Las fotos las hice ayer, hoy me he envuelto en mares en los que mi vida real se entrelaza sobre lo virtual que deja de serlo en cuanto que es forma.
      Te respondería que la vida es sueño...
      Muchísimas gracias, besos

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  2. La vida no es sueño............o si lo es yo hace mucho tiempo que desperté........buscare la pócima para poder volver a soñar..............................dulces sueños!!!!!!

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    1. Muchas gracias, felices sueños!!
      La vida no es sueño, pero yo no he dicho que lo sea, he dicho que te respondería que la vida es sueño, pero quizás este soñando una respuesta global.

      Muchas gracias por todo!!!

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  3. Como el mar que intenta ser detenido por las rocas, pero regresa libre a su profundidad.

    Eso he visto en tus fotografías.

    Así es la vida del que sueña...

    Abrazos muchos y lindo fin de semana, Mente.

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    1. El lugar donde hize las fotos (anteayer) es un incógnita de piedras (parece un cementerio de piedras)
      Su forma ( es isla unida por un puente) dice o explica lo que tu has escrito. Todo un paisaje nacido para hacernos libres, al menos en sueños.
      Muchísimas gracias, Mayra por tu comentario, besos, y feliz fin de semana.

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