miércoles, 9 de julio de 2025

"Te odio como quien no puede soltar" (Poema divorcialidad) I. Residuo Te odio, pero no como se odia a un enemigo, sino como se odia a quien nos ha deshabitado. No con furia. Con voz baja. Con la costumbre del eco que no sabe callar. II. Lengua invertida Te odio, porque el amor ya no tiene por dónde salir, y esta lengua que antes decía “te extraño”, ahora dice: “ojalá desaparezcas en la exacta forma en que aún me habitas”. III. Odio como oración Te odio como quien reza con rabia, como quien recuerda para no perdonar, como quien necesita un culpable para poder dormirse sin llorar. Mi odio no te destruye. Te fija. Te deja intacto en el centro exacto de lo que aún me duele. IV. El tú no muerto No me respondes. No existes ya. Pero aún así te hablo con injurias pequeñas: "Nunca fuiste suficiente." "Todo lo que diste fue cálculo." "Qué alivio no tenerte." Mentiras. Todas son mentiras con las que intento exiliar tu voz de mi respiración. V. Escena Te imagino feliz, y ahí es donde más te odio. Te imagino tranquilo, y se me hinchan los ojos de reproche. Te imagino sin mí, y eso es más insoportable que imaginarme sin ti. VI. Gramática del resentimiento Te conjugo solo en el pasado, pero te pronuncio con presente absoluto. No digo "nosotros". Digo: "ese error". Digo: "esa vez que me usaste". Pero en el fondo, sigo hablando desde el amor herido que no supo volverse silencio. VII. Conclusión incierta Te odio, sí. Y por eso te escribo. Y por eso no te olvido. Y por eso aún no me pertenezco. Porque odiarte es la última forma que tengo de no desaparecer en ti.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

sólo se aceptan comentarios faltos de contenido
sólo estructura y fonética