Amanecer. Lucero del Alba

Arriba

Por callar,  movía ineficaces hilos y se situaba a dos tercios de la mirada: entre el palo de una baraja hueca y una explosión de satenes*. 

Un silencio, era él, pero ese día, mientras caminaba...No, no: él estaba sentado (tumbado, más bien), y desplegaba piernas y miembros, jugueteaba a la aleatoriedad de las posiciones, como los malabaristas pornográficos -habitación caída de vidrios y botellas-, su cabeza, escondida entre la barbilla y el brazo del sofá, balbuceaba mentes como los peces cacareados del mar; La blanda tripa del sillón abrigaba las esperanzas de los almadones, el pecho se erizaba traspuesto al paso de los libros, libros abiertos como pájaros muertos, a los pies de su mano, posada en el aire, que señalaba una referencia. ¿Eso?. Sí, el aire señalaba una referencia. Sin ella hubiera sido imposible vivir. 

Pero eso era arriba.  

Abajo

-Estoy tumbado en el sofá, me duele la cabeza, cambio mi posición, si al menos fuera ayer, o mañana, ¡Maldito tiempo que te pincha instantes!, ¡oh, fragmentación de lo visible!,¡oh, aprehensibilidad! No somos. Inyectados en este virus maldito, nos han olvidado pensar-.

Pero eso era abajo.  

Arriba

Un amanecer, un segundo: Instante terrible, que vi el Lucero del Alba y pensé: "Es un OVNI"

Un gnomo dice: "Quize decir que laz mareaz ezisten zólo para que tomemoz conciencia del ritmo. El mar no ezizte, ez conciencia de Dioz"

El tiempo manipula instantes

Pero eso es arriba.

Abajo

Abajo.

pero eso es abajo