viernes, 18 de diciembre de 2015

BELLA COMO LA ESQUIZOFRENIA DE UN AMANECER QUE YA NO EXISTE

Tanto arriostró el espíritu del desamor callejones sin salida, que decidió
tomar forma de mariposa posada sobre la punta de mi lengua:
-“Hostias, un bicho” – dije y escupí-.  Escupí a la manera de:

a.- Un borracho, si le dicen que hay “Beneno” en el vino  que  guarda la bóveda de su paladar, después de su último trago
b.- Una boca locuaz, cuando se encuentra una esquirla de tabaco
c.-  Una explosión de globo lleno de líquido sobre muro.

Sea como fuere, que en eso hay teorías, un cielo se llenaba de estrellas, un cielo negro se moteaba de manchas blancas, como granos de azúcar, y a ese toldo lo llamaron Krüjer o no.

Pues bien, desde una Andrómeda, confabulada en red a convertirse en códigos, me presto a múltiples penitencias:

a.- Encarcelamiento inmediato, tras meses de estupor lingüístico, sin esposas.
b.- Remate lascivo de humedad incipiente, sin papel secante.
c.- Un reloj de sol (lo prefiero sin sombra)

Táchense a, b ó c, simultáneamente o no, si no “hacierta” 2 puntos, en caso contrario 2 puntos
Con tres puntos: Manual de lectura sobre el tratado de cómo vivir sin escribir. Anexo sorpresa: estilográfica y papel de regalo.
Con tres puntos: Definiciones exhaustivas e individualizadas, de todas la generalizaciones olvidadas ó a lo mejor – a decidir por el no lector-  explicaciones en cursiva

Puse mi mano mala en el corazón, y dije: “verdad de blogero”, me arrepentí  al instante, pero fue demasiado tarde.



Beso fuerte, a mis enemigos


P.D. Sé que esto no es así, quizás, un día, en un pabellón, con un puñado de rosas, y medias cubiertas de rocío, esté.  Esto no puede ser así nunca: la belleza tiene que ser premiada y tu eres bella como la esquizofrenia.







ÚLTIMA HORA: - Abducido vuelvo a casa, en un amanecer pánico, de no te menees, fotos de est emismísimo ins tante (idioma alienígena)






ÚLTIMA HORA: - Abducido , el alienígena, desechó el mondadientes rumiado, y en un ímpetu poco habitual, se levantó y empujó la mesa del escritorio; me dijo: "Señor, dele la vuelta a la vida". Así hice, y con una recortada, "la de los ojos ciegos", disparé, más con gloria que sin tino, y vacié el cargador en mi último "baso" de  W. Burroughts













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