sábado, 11 de octubre de 2014

EL ASCENSOR III.







MUJER-FOSO YACE EN LA GRAN CIUDAD
Otoño, plaza, confluencia de calles, hora punta, mujer tumbada de costado:
Una mujer-foso apoyada en su costado barre con su cuerpo el polvo de la acera de la gran ciudad; su intento de traslación es inútil: apoyada solo en puntos antinaturales, produce movimientos torpes, es como si a una mariposa viva la hubiesen clavado de lado en un muestrario de insectos:
-Debo tumbarme y reptar -piensa la mujer-foso-. En esta posición, me va a ser imposible traspasar el vacío hacia otros niveles de conciencia...
Incluso  intensificando el esfuerzo, el cuerpo atenazado por la geometría de su posición no consigue avance alguno: 
-Así, tumbada de lado y apoyada en el antebrazo  solo  puedo  girar-
Los transeúntes, hijos direccionales de la gran ciudad, espabilados usuarios del espacio público, cumplen a la perfección su función de flujo: al llegar al foso-obstáculo se bifurcan como un río; los ciudadanos mas altivos, *panteistas y espurios se sienten océano rodeando una isla; otros, menos ambiciosos, cambian bruscamente de dirección como coche esquivando a un perro o regatean al obstáculo como pueden pero sin entorpecer; un niña con coletas presa de la mano de su madre, a *estrincones y arrastrada, señala con la mano a la mujer foso y dice: 
-¡Mama,mama!,¡mira! ¡Parece una mosca que le han cortado un ala!
VOZ EN OFF: Mosca que le han cortado un ala ¿No os acordáis?
Una pareja de adolescentes al ver la masa tumbada intentando avanzar ríen, se miran, saltan y hacen tropezar sus costados en un chin chin divertido y amable, y adormeciendoseenunmovimientolentodecamaralenta, hacen varios pasesdebreakdancesmarchaatrasconlosmiembrosatenazadosateridos, imitan al foso, y ríen, y ríen, y ríen.

En una esquina, una masa de gran boca *enteriza y brazo en alto que sujeta un periódico, compite con los intensos reclamos de la ciudad; entre estruendosos golpes y forzados gestos, grita -llega el sonido entrecortado-: ¡ULTIMA HOR, TIMA HORA, una vaca ha sido atropellada--erta--arteria secundaria---confluencia de calles!

El ruido de la ciudad envuelve como papel Albar el grito, lo minimiza, lo ahoga, y lo hace desaparecer
-VOZ EN OFF ¡Tachin, Tachan! Un pitido, una obra, un escenario...

Un filósofo con un libro perdido en su sobaco, piensa con humo en la cabeza; reflexiona en hemisferios y semisilencios:
-Hay fosos grandes, medianos  y pequeños -vuelve sus ojos contra si y continua-:
Es lícito, decir, que no todos se arrastran por la gran ciudad, ni se exponen a la luz -alza la cabeza mira al sol y abre la palma de su mano-:
Concluyo: todos buscamos *el mar en las confluencias

Unas hojas sueltas de periódico, que como otoños desprenden otoños, vuelan en el aire con una bolsa de plástico; una brisa, una niebla, una sombra, imposibilitan retener la imagen del momento, que se desvanece entre los dedos como...¿arena?: No, como arena no, ¡es al revés!, son los dedos los que se desvanecen, que se  desintegran, que caen en castillo de naipes en un desmenuzar de espejos y, en cada fragmento, otra vez la imagen completa de la ciudad y su pasado; la parte no ocupada por materia -contingencias de la narración- flota alejada del tiempo y del cuento. FIN DE PRIMERA PARTE.


SEGUNDA PARTE. LA RENDIJA DEL ASCENSOR

Los ascensores modernos han perdido sus metáforas, y no dejan rendijas en el más allá hacia un abismo
Uno de los primeros peligros que tuvo que enfrentarse mi mente infantil fue el de subir y bajar sola en el ascensor de mi bloque. Viviamos en la planta séptima de un edificio construido en un barrio antiguo de la gran ciudad 
Una vez que, de puntillas, conseguí pulsar el botón de mi planta, mi madre me dejo viajar sola, no sin antes hacerme una serie de advertencias sobre los peligros de montar en el ascensor; los peligros fueron exagerados en historias nacidas de una imaginación desbordante con el fin de que yo tomase responsabilidad de cada uno de mis actos
El aviso de Prohibido fumar o llevar el cigarro encendido estaba descolorido y despegado de la pared del ascensor, yo, aprendiz de lectora, pedía a mi madre que me dijese que ponía en todos los carteles que veía, ella me leía todos en voz alta, y siempre incluía una coletilla. En voz suave me contaba: -El hijo del vecino se fumó dos cigarros seguidos y tanto humo entró en sus blancos pulmones que el cuerpo se le hinchó, un día un golpe de viento boreal elevó su redondo cuerpo hasta hacerle desaparecer entre las hojas de otoño, nubes y dos bolsas de basura. Así, aunque yo fume, tu no debes fumar preciosa y me acariciaba las trenzas de mi pelo
Me gustaba pulsar durante unos instantes el botón de alarma (Toquen solo en caso de emergencia), pero cuando se enteró mi madre muy sería me riñó: - no molestes a las fuerzas ocultas que impregnan dormidas el oxido del foso, vas a hacer que el angular chillido de la alarma, para ellas ácido sulfúrico vertido directamente a los ojos, las indigne  y se solidifiquen en cuerpos terribles para cogernos a las dos de los pelos desde el más allá. Así que no debes de tocar el botón de alarma, y me acariciaba
A veces hacia temblar la cabina según subía: -No vibres, hay recurrencias y ecos, que refuerzan el empeño del mal, al final, vas a conseguir que se nos lateralice la suerte y que se conviertan las alegrías en perdidas, en terribles dolores y fugas del fluido vital-
Jugaba con mis amigos a pulsar todos los botones con la puerta abierta justo antes de escapar derrapando en el suelo de mármol del portal hacia la calle, cazábamos moscas, las arrancabamos un ala y las metíamos en la hendidura del ascensor. Eran  juegos habituales de niña -¡Mira hija trata bien a los animales, tu comportamiento revuelven las empusas y si se enfadan te van a convertir en aquel ser que haces daño!. ¡A ver cuando maduras! me reñía enfurecida porque no admitía que se hiciese daño a los animales

La sensación de movimiento continuo pero con impredecibles saltos, Los ruidos metálicos dispersos a veces y otras continuos golpes formando ritmos concatenados -son los tambores de las tríbus hiperbóreas en ritmos de salvación y protección-. Las fricciones, los sonidos aéreos como pistones que soltaban aire -son bramidos de las olas de los naúfragos- cada vez que la maquinaria se ponía en funcionamiento, me producían montones de  sentimientos intransmitibles que una mente sin formar, muy sugestionable lo vivía con extrema intensidad. 
Subir y bajar en ascensor, convertían la realidad en algo mágico y misterioso; la ranura que existía entre el piso y la cabina, para mi, era la antesala del infierno, mi madre -que tenía autentico terror, que yo pudiese introducir ahí los dedos- exprimía con más intensidad su cerebro del que manaban historias cada vez más fantásticas, más fabulosas, más crueles, formidables y terribles: -El vecino guitarrista del quinto se ha atrapado los dedos en la ranura y ha habido que cortárselos, parece que el foso ha exigido su cuota mensual de sangre, de los dedos caídos germinarán brazos cubiertos de ojos que nos vigilarán día y noche...la bufanda de la vecina del sexto se ha introducido en la ranura del ascensor y la ha ahogado, y no ha bastado con eso al foso, ávido de hacer el mal, ha seguido empujando la cabina hacia arriba tan fuerte que la ha arrancado la cabeza, que ha rodado, un niño, al verla rodar y confundirla con un balón de reglamento le ha dado una patada, del susto le ha dejado sin habla, menos mal que la cabina protectora, ha luchado contra las fuerzas primordiales y ha convertido, en un salto prodigioso de atrás del tiempo, la bufanda en una serpiente, evitando así una concatenación de circunstancias desagradables, pero ha contravenido las leyes no escritas del foso, y el foso se ha tomado una revancha directa sin preámbulos y ha vomitado los cordones desatados del zapato del montañero cojo, que previamente se había comido... 

(SEIFERT Y BIENZOBAS), Estas palabras estaban inscritas en el borde de la cabina en una chapa metálica, fue una de las  primeras palabras que  leí de pequeña. Las leí en todas las direcciones y de todas formas posibles , separadas por silabas o solo en letras s-e-i-f-e-r-t-y-b-i-e-n-z-o-b-a-s, intentaba leerlas 6 veces, 7 veces, cuantas más mejor, antes de llegar a mi piso el SÉPTIMO*. Nunca supe lo que significaban, y leerlas era un conjuro que me alejaba de las influencias malignas del foso.
La rendija era un concepto, una símbolo de algo que me atraía irresistiblemente, como el mal.

Pasar por encima de la rendija, era traspasar un abismo, su anchura como la de mi dedo pulgar, era una distancia casi insalvable solo destinada a ser saltado por valientes expedicionarias en su odisea particular, nunca suficientemente valoradas al principio pero después reconocidas por secuaces observadores misterios. Mis  esplendidos saltos fueron condecorados, en festividad inmensa, con la corona de laurel de los vencedores. 
-¿Que llevas en la cabeza?, preguntaba la vecina
-Una corona, me la han regalado los trasgos de la sala de máquinas.- Contestaba con orgullo

Con las piernas abiertas, en forma de tijera y ligeramente inclinada, agachaba la cabeza y soltaba un lapo que traspasaba el hueco y  iba dirigido al submundo, me gustaba tirar papeles de propaganda que había en los buzones del portal, algunas veces la rendija se comía papeles, chapas, canicas, monedas, que se me caían al suelo del ascensor, y yo lloraba, mi madre me decía: 
-Las cosas que penetran en la ranura del hueco del ascensor no salen porque van al foso que se nutre de todas ellas y no debes alimentarlo porque en su desarrollo las profundas inquinas de los muertos de los avaros debilita los pliegues finos de la realidad; de evitar su crecimiento depende que nuestras pesadillas en el mundo del miedo y angustia sean ligeras y nos podamos despegar fácilmente de ellas; con nuestras buenas acciones generamos laberintos virtuales que las hacen perderse en oscuridades vaporosas antes de llegar a la puerta de la realidad- con el tiempo mi madre fue ganando en imaginación pero yo cada vez me creía menos lo que contaba, me estaba haciendo mayor, aunque todas estas historias seguían haciendo mella en mi mente y en mis actos y por eso no me acercaba a la rendija. 

-En el foso habita una sustancia invisible, volátil, ubicua, múltiple, llamada  polvo, que es expandido por ligeras corrientes de aire hacia el mundo de las ideas, y cae en los ojos, como los fonemas en garganta, cada mota tiene algo que solo al foso pertenece: el alma universal del foso, todo foso busca el vértigo y el abismo -decía mi madre en la cama causándome verdadera conmoción

Nunca me atreví a mirar de cerca a la rendija, me atemorizaba, y me estimulaba a la vez, pero todos los símbolos  que atraen constantes en la infancia, que influyen intensamente en nuestras ideas, sentimientos y actitudes, deben de ser superados...

Pero un día que estaba sola, hice lo que no debería haber hecho nunca, me armé de valor, y robé un cigarro a mi madre...Ese día no me quise peinar y deshice mis trenzas, ese día no me dejé subyugar por la negación a la atracción que me ejercía la rendija; encendí el cigarro robado y lo puse en mis trémulos labios, me agaché hasta dejar mi cabeza a la altura de mis rodillas desnudas, tomaba plena conciencia de cada movimiento, de mis inspiraciones, del humo, recelaba que el aire ahí pudiera esta envenenado, mi cuerpo en tensión temblaba, cada vez estaba mas cerca de la hendidura, quería meter ahí el humo del cigarrillo, ¡esa era mi intención!, me puse de rodillas; me iba acercando cada vez más, y más, olía a sudor y a sangre, y la temperatura cerca de la rendija parecía que era mas alta que en el resto de la cabina, una ligera brisa era generada por una corriente de succión que tiraba hacia el abismo del foso,  a un palmo del suelo estaba casi tumbada, con la bocanada de humo preparada, puse mis dedos en cada uno de los lados de la raja, acerqué mi ojo, como a través de una cerradura... el ascensor se puso en marcha, no se que pasó, pero me vi cayendo por el hueco del ascensor, hasta que llegue al foso, pero no me dolió, recuerdo poco, estaba rodeada de manos de foso-hombre, en ese momento, me convertí en mujer-foso húmeda y hueca como un vientre. 

La vida pasa, ha habido otros contextos, otras ciudades y otras gentes, pero hoy me siento sola.
Hoy, estoy sola, gritan mis rotaciones, como un disco antiguo, en la calle central de la gran ciudad, y sola, nadie me ve y aunque todo el mundo se aparte de mi, nadie me siente, Hoy soy solo un foso para el resto del mundo, para mi. 

22 comentarios:

  1. Lo malo o bueno de estar en el foso................estas mas cerca del infierno.........y solo puedes subir para tocar el cielo..........miro a esa mujer foso...y pregunto???.........¿Dónde esta la cuerda para salir?...

    Besos Ángel......feliz finde.

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    1. El arte, o la belleza, puede crear un cordón umbilical que nos una con lo mas interno y puede romper la membrana que nos separa de la realidad (himen desde dentro).
      Tal vez la Ayahuasca (desde uno de sus modos)
      Quizás una vaca en medio del monte, o un tejón , muerto, no sé, pero hay salida.
      Muchísimas gracias, un beso!!!

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  2. Arremeto contra vacíos de antiguos prospectos, barcos arremolinados buscan briznas de teas al viento, sofocadas grietas sobre muletas contornean amplios cantos, rastrojos de amaneceres, no alcoholizados, no hongonados no ayauhascados, no saben despersonalizarse en los albores de antaño, pero ahora sí, o no, o sí, o no, inmediatos herederos de las confluencias, sobran fosos, y huecos que expanadan las terribles catástrofes de la mente ¡ Busco soledad!, ¡oh, no busco soledad!

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  3. Gruñen todavía, son ellos, gruñen todavía a piezas del otoño desmantelado, arrendatarios de una virtualidad al margen, sonríen agudamente sus últimas voluntades.

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  4. Envuelven en mortajas crueles tormentas maternales imágenes de grotescas máscaras, rivales favorecidos en futuros reflejados, experiencias altivas y semejantes a unos iris, que revuelven las manillas.

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  5. No es el momento para jugar los abismos de unos ojos-luna que envuelven los traqueteos de medio lado,
    ¡Ven , venid!, déjame sentir , de nuevo, la perdición de los segundos, el olor de torsos desnudos de los cenagales, venid almas, aclaremos lo que mas es nuestro del vacío, vayamos a lo blanco, a lo mas blanco de la cornea seca repleta de ríos sanguinolentos,

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  6. Decidme, vosotros decidme ¿por qué, por qué las preguntas? ¿por qué el origen?

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  7. Arraso y quemo soledades antiguas, no importa, un hombre volando, como bruja volaverunt:
    "Hay cabezas tan llenas de gas inflamable, que no necesitan para volar ni globo, ni brujas."

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  8. Rasco paredes y las hablo, cuento historias de humedad y de centros, pero nadie me cree, y en silencio, y gestos desbordados me arranco los ojos, fui ciego en los aledaños, en los arrabales vagabundos de colchones meados en plazas concurridas, Tiresias soy, y adivino los porqués, y los cómos, viajo a mesas con exquisitos asesinados , exangües administrados por los cadáveres de los protocolos

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  9. Busco gladiolos entre mis uñas, no quiero soledad, no quiero rotar como disco rayado, impenitentemente por los siglos de los Hermanos Calatrva

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  10. Un sol, una vendímia, una remisión del tercio sur que se desplaza frontalmente como la pena general y precipitaciones despejadas en la borrasca. Lágrimas me caen, ¡Lágrimas me caen!, y buscan el mar de los Sargazos

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  11. Otro brindis al sol, se empeña soledad, otra incursión sin respuesta, otra imagen vahida de alguien que se aleja en la niebla, alma en pena, alma en alegría , no pensar, no quiero que el vacio que me envuelve me haga pensar .

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  12. Joder se borro, y no me acuerdo, impresiones vacíos mandados a lo más profundo de la entropía, un universo imposible de repetirse, porque se me olvido el comentario e imposible volver la marcha atrás, para una puta vez que me fluyen pensamientos filósofos, se reinventan falsedades cercanas que borran lo que no soy

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  13. Joder!, pensaba que se me había olvidado el anterior, este ordenador se empeña en apagarse como en una guerra absurda de interruptores, buscaba una definicion del amor, y lo mas próximo que encuentro lo tengo en la frontalidad abstrusa de mi pantalla:
    Sobre las alas del amor volará el alma, al mundo de las ideas , que será librada de la cárcel del cuerpo

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  14. Mañana me arrepentiré de lo escrito, pero tengo que continuar la despersonilizacion con los ojos cerrados, así que cierro no por falta de ganas sino por sobra de ganas, tengo ganas de conocer, de saber, pero este canto en lineas de gritos en mares secos no me llevan a nada, y estoy solo, busco soledad donde no tengo soledad....good bye, mañana el alumno menteinvisible volverá a acceder a la normalidad

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  15. Aynsssssssssss, ya me estás preocupando...

    Si sirve de algo en la despersonalización esperando se personalice.

    Abrazossssssss

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    1. Pues no te preocupes Mayra, son letras sobre un papel, o golpes de tecla en la pantalla, susurros de abecedario, ronroneos encriptados, o mugidos en perdidas noches de otoño, abstracciones de lineas de tensión, o maneras de colmatar los vacíos solitarios de los sábados, siempre juegos, quede dormido entre los intersticios de las letras del teclado, hubiera querido punzonarlas, y presentar la obra en la bienal, pero no pude. Un abrazo y muchas gracias, quede rendido ante la sintaxis del escrito.
      Abrazoooooooooooos fuertes

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  16. Una vaca.
    Si.
    Esos.
    Una vaca ilusionada y que sepa hacer reír.
    Acepto.

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    1. Ser vaca es una opción, aunque prefiero ser pájaro, porque me gusta viajar y el vuelo
      La idea de la vaca me vino del cuento de Adiós Cordera de Clarín,
      Quizás en posteriores posts prosiga pensando en vacas,
      Muchas gracias por pasarte!

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  17. Todos tenemos un foso al que volver, que saltar y... del que huir. Te leo imaginando a ese mujer intentando levantarse y me ha venido un recuerdo terrible de hace mucho. Ver cruzar por una calle de seis o siete carriles en ambas direcciones de una ciudad enorme a un hombre con las dos piernas amputadas en un monopatín. Fue espeluznante verlo zigzaguear entre coches a toda velocidad y ... no se cómo, pero consiguió pasar. Tu mujercita también se levantará y cruzará sana y salva, ya lo verás. Creo que todos somos transeúntes en una gran ciudad que caminamos sin apenas vernos, casi en automáticos intentando esquivar bultos. Ella encontrará la forma, segurísimo que sí, que no le duela mucho, es lo más importante, para ella y ... para todos. Ojalá sea así!

    De la 2º parte... Creo que las madres por naturaleza somos pesadas y paranoicas, esa es la verdad... Si nos pasaran la cuenta de los miedos que contagiamos a los niños por su bien, deberían meternos la perpetua sin remisión posible;-) Todo el mundo quiere volver a la infancia y no se me ocurre otra época con más miedos, al menos para mi y eso que fui muy feliz. A las escaleras mecánicas siempre les he tenido terror por lo que mi madre llamaba “precaución con los de pies”... los dientes que encajan me parecían los un de dragón aplastados, una sierra mecánica que se iba a levantar y cortarnos en pedacitos. Esa ranura del ascensor es terrorífica tb es verdad! amén de come llaves, papeles y de todo... casi tan terrorífica como mirar debajo de la cama:))

    Muuchos besos, ojalá esta semana sea buena para todos... sin pesadillas, ni dolores, ni ranuras, ni fosos en los que caer y si caemos.. que haya cama elástica que resista el peso de cien vacas y ... arriba! ;)

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    1. Primero de todo, darte las gracias porque se nota que lo has leído y eso es de valorar
      Primera parte:
      Hay una imagen de una poesía de Bucowsky que es de una gato cruzando una autopista parecida a la que me han descrito, pero la tuya es real.
      La verdad es que los personajes son ideas materializadas, que no tiene que ver con la realidad, muchas veces me dejo llevar por la escritura automática , y luego matizo. Quiero decir que la razón no la utilizo sino en sacacorchos, así que relacionar un personaje del cuento con algo real, es complicado (habrá rasgos reales pero poco distinguibles), creo que en las historias se producen las mismas desviaciones de cambio de significado que en los sueños: simbolización , condensación y desplazamiento. También es verdad que el tono general es melancólico, pero no sé a que es debido. De todas formas Ella encontrará la forma de ponerse de pies, ¡Claro que sí!
      Segunda parte:
      Muchas experiencias que cuento son reales, he dejado muchas sin contar, pero la relación (imagenes, sonidos, olores, miedos) que tuve con el ascensor y la escalera de mi bloque fue muy intensa en los años de infancia: Me acuerdo cuando dos misteriosos personajes limpiaban el foso, o cuando encendían la luz que se veía el hueco ...Me acuerdo que puse una vez mi firma en el ascensor, y claro todos supieron que había sido yo, me acuerdo las carreras que tenia con el ascensor, yo corriendo escaleras abajo y el ascensor...etc,etc. En mi mente estaba hacer otro con las escaleras mecánicas, porque sentía terror ante los dientes de la rampa final -mi madre tenia miedo que los cordones se enganchasen y nos hacia saltar al final de la escalera-. Ahora justo al final no salto y me dejo deslizar y no pasa nada, jajaja.
      No me importaría volver a la infancia, fui feliz , creo que no tuve muchos miedos - el hombre del saco, la oscuridad completa, algunas pesadillas en las que que me hacían croqueta, amasándome- . Mis miedos vinieron después. A ver como continuo mi historia ...(la de la vida y la del ascensor, bloque, ciudad,...etc)
      Muchísimas gracias María, hoy de forma especial porque leer el post entero supone un gran esfuerzo.
      Besos, seguro que esta semana será buena para todos, y muy productiva

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