Unos perfiles rocosos muy humanos. Se parece mucho un hombre a una roca, y se parece mucho una hembra al mar. Preciosas imágenes por encima de cualquier parecido. Saludos.
Confunden el mar estrellado con el cielo, cíclopes con esfinges, toboganes rocosos con laderas de montaña. Cascotes de piedra con tortugas, espuma de mar con escarcha. El temerario de Turner con la relatividad azul naranja. La manzana roja de Newton con la gravedad de un flauta. La pobre anda desesperada. No sabe si va al norte, al sur, si vuela, nada.
Así que mejor.. Se va volando arrastras con sus aletas y que tengas preciosas noches soleadas :))
No, Dios no juega, solamente pone las cartas en nuestra mano, somos nosotros los encargados de barajarlas en la partida de la vida. No, definitivamente Dios no juega, mirando tus fotografías cada vez me convenzo más de su existencia, allí perenne donde la mirada quiera encontrarlo, lejos de la mesa de póker y las apuestas, justo en el estallido de esa ola entre la gruta, o fragmentándose en luz, aunque en los últimos tiempos yo haya cantado a solas mil veces:
Se equivocó la paloma, se equivocaba...
Abrazos de siempre Angel, aunque apenas pueda comentar siempre te visito.
Unos perfiles rocosos muy humanos. Se parece mucho un hombre a una roca, y se parece mucho una hembra al mar. Preciosas imágenes por encima de cualquier parecido.
ResponderEliminarSaludos.
La paloma se equivoca siempre...
ResponderEliminarConfunden el mar estrellado con el cielo,
cíclopes con esfinges, toboganes rocosos
con laderas de montaña. Cascotes de piedra
con tortugas, espuma de mar con escarcha.
El temerario de Turner
con la relatividad azul naranja.
La manzana roja de Newton
con la gravedad de un flauta.
La pobre anda
desesperada.
No sabe si va
al norte, al sur,
si vuela, nada.
Así que mejor..
Se va volando arrastras con sus aletas y
que tengas preciosas noches soleadas :))
No, Dios no juega, solamente pone las cartas en nuestra mano, somos nosotros los encargados de barajarlas en la partida de la vida.
ResponderEliminarNo, definitivamente Dios no juega, mirando tus fotografías cada vez me convenzo más de su existencia, allí perenne donde la mirada quiera encontrarlo, lejos de la mesa de póker y las apuestas, justo en el estallido de esa ola entre la gruta, o fragmentándose en luz, aunque en los últimos tiempos yo haya cantado a solas mil veces:
Se equivocó la paloma, se equivocaba...
Abrazos de siempre Angel, aunque apenas pueda comentar siempre te visito.